La proximitat semàntica entre observar i vigilar m’ha produït algunes sorpreses. Haver estat el cap visible de l’Observatori per a la CiberSocietat durant molts anys fa que la faceta observadora hagi estat una constant en les meves passes. No obstant, difícilment he considerat que estigués “vigilant” res. Fa algun temps, em va sobtar que l’Amaia Arribas encapçalés una entrevista que vam fer a Mèxic com a “El vigilante de la cibersociedad“. Ara fa un parell de mesos, la María Ovelar va fer servir la figura de “vigilantes del ciberespacio” en un article de la revista MAN on ens cita al Roberto Balaguer i a mi.

man.jpgSuposo que estic -encara- massa imbuït de l’esprit etnogràfic com per ser conscient d’aquesta proximitat semàntica, i deu ser per això que em sobta. L’antropologia porta més d’un segle observant (als altres llunyans, als veïns, a ella mateixa…) i oblidant gairebé sempre aquest matís, que traeix alguns dels seus principis més benintencionats. No sé si té cap punt de forçada paradoxa que això apareixi precisament una revista com MAN, que reedita un dels títols més clàssics i venerables de les revistes d’antropologi, però amb un contingut clarament diferent…

Sigui com sigui, aprofito aquesta excusa i que avui tinc festa i el món al meu voltant no en té per electroxocar aquest bloc, que tinc fa massa temps abandonat. Ha estat un estiu llarg i enriquidor, seguit d’un setembre laboralment molt intens. Mentre espero que tornin els espais disponibles per anar escrivint alguna cosa pròpia, deixo aquí un fragment de l’article en qüestió, “Internet 3.0: ¿La Red se vuelve inteligente?“, on s’utilitzen alguns dels inputs que vaig passar a la periodista.

Los vigilantes del ciberespacio

Pocos ven las cosas tan claras como Joan Mayans. Este antropólogo de 33 años preside el Observatorio de la Cibersociedad, un espacio independiente dedicado al estudio y a la publicación de temas relacionados con Internet. “Nació en el año 2000 y sus objetivos son debatir, crear proyectos y analizar la relación sociedad- tecnología. En el Observatorio, nos interesan los temas sociales, no la tecnología”, cuenta desde Arenys de Munt, en el Maresme catalán, donde vive y trabaja [sic]. El autor de Género Chat fundó este escenario virtual mientras realizaba su tesis doctoral. “No encontraba con quien intercambiar ideas sobre mi proyecto. Así que abrí la web como lugar de encuentro”.

Hoy el proyecto cuenta con 12.000 miembros y la página (www.cibersociedad.net) está cuajada de artículos de opinión, ensayos y estadísticas sobre la Red. Además, cuenta con un centro físico, el CitiLab de Cornellà. Un saber digital en el que Mayans se basa para aventurar: “Dicen que en unos años Internet será accesible desde una multitud de dispositivos. Hemos pasado de los ordenadores a los portátiles de sobremesa, a los teléfonos móviles, a los televisores, las consolas… En poco tiempo la Red se independizará del soporte técnico. Algún día nosotros estaremos conectados a Internet, o lo estarán algunos dispositivos que llevaremos incorporados en nuestro cuerpo”. Un escenario muy cercano a las novelas de ciencia ficción de Philip K. Dick. Un futuro de lo más inquietante y útil: “El futuro es la web semántica, lo que algunos llaman la web 3.0. Es decir, una web capaz de entendernos. La web 3.0 en teoría podrá entender nuestros deseos y adelantarse a ellos, ofreciéndonos cosas que nosotros estamos buscando”. Al parecer, la Web 3.0 también entiende de gustos. ¿Está España preparada para un reto de este calibre? “La situación española no es de color de rosa. Las políticas de apoyo económicas llegaron tarde. Queda mucho camino por recorrer”. Para que España no pierda el tren, Mayans recomienda: “No ir a remolque y crear un modelo diferente y propio de la Red”. Su compañero, el psicólogo uruguayo Roberto Balaguer, añade: “España debe transformarse en líder de los hispanoparlantes del mundo –450 millones y creciendo–, tarea en la que ha fallado hasta el momento. Para eso debería desarrollar una industria audiovisual similar a la industria literaria”.

Publicat al número de Juliol de 2008 de l’edició espanyola de MAN